Carne de Canción
El baile es mi oficio, la cosa que yo practico, donde aspiro a cierta maestría. Deseo la aparición de una forma en un cuerpo, bailo en la brecha de una u otra posibilidad. Me muevo entre la abundancia y la falta, con todo, la chicha y la ficción. Aprendo a sostenerse en la desestabilización. En el encuentro con la canción, me lanzo también a lo todavía no producido pero desde una lógica aún más distante. Una osada que hace como si sí supiera y lo consigue hacer. Como la ignorante de Ranciere, titilo entre el saber y el no saber colándome en ambos, mezcla cosas estando atenta a los afectos y su brújula es el placer contenido en el hacer. La danzante-cantante se vuelve audaz en su estudios de erudita ignorante, si la vida grita ella canta la canción de la fricción entre formas y las fuerzas, entre la carne y el significado, entrando en la potencia del tutti froti, clamando la urgencia por encontrar otras prácticas y otros modos de producir conocimiento, agrietar los estatus y disciplinas gracias a aquello que está al alcance de la mano, sosteniéndose en el juego y el placer.
En esta pieza pongo en crisis lugares centrales que salvaguardan el saber, la academia o universidad, que trabajan mayormente en la acumulación de datos, además de privilegiar el saber teórico frente al encarnado. Se necesitan prácticas que produzcan conocimiento desde lo lúdico y placentero; en mi caso me apropio de la disciplina musical e invento una serie de ejercicios caseros, amateurs o DIY que consigan aproximarme por un lado a la producción sonora y por otro a la generación de saberes. Éstos pasan por cantar temas de Whitney con letras de Ranciere, leer contratos de trabajo o convocatorias y sus clausulas legales cual canto gregoriano, musicar con un Casio una conferencia a tiempo real. Y si sí formas parte de una élite, como es el caso cuando te dedicas a la danza contemporánea, y encuentras placer en profundizar en un saber específico, hay otro ejercicio para invertir jerarquías de poder. Pasar de tocar a al dejarse tocar por de manera que se practique la simetría entre la escucha y la voluntad, entre el lenguaje y la carne y seguir poniendo en crisis ciertos roles, invirtiéndolos, desdibujando los límites.
Damas de compañia intermitentes: Ana Buitrago, Amalia Fernandez.
Agradecimientos: David Montañes.
Con el apoyo de: La Caldera, CC Barceloneta, Colectivo RPM-MIT, Teatro Pradillo, C3A Andalucía y Centro Lorca.
LAILA TAFUR. Nací y crecí en Granada, estudié coreografía en Reykjavik, Lisboa y finalmente me licencié en el Institut del Teatre. En 2017-18 cursé el MPECV del Reina Sofía, y entre 2020/21 el PEI del MACBA. Actualmente trabajo como docente en el Conservatorio Superior de Málaga. Mis trabajos como creadora son Mi arma, Monstruo, Cobalto, Carne de Canción y actualmente Maja y Bastarda. Con ellos gané el Certamen de Maspalomas y el de Madrid, además de presentarse en numerosos festivales aquí y allá. Como intérprete trabajé para Janet Novas, Xavier Le Roy, Jerome Bel, Lipi Hernandez o Albert Quesada.
Más sobre Laila Tafur en La Calderasábado 29 de mayo, a las 20h
domingo 30 de mayo, a las 13h
Duración 50 min.