13 Nov 2025

CCC#105

Muestra del trabajo en proceso de creación Lo que no empieza aquí ni acaba aquí, pero tiene su nombre aquí.

Con este proyecto me interesa explorar la materialidad de la lengua, en tanto que lengua, en tanto que lenguaje. Desde una relación húmeda y atenta al peso de la lengua, a su tacto y a su propia agencia, todo lo que hago (o más bien me dejo hacer) es lengüear y babear. Lengüear el gesto. Babear la palabra. La lengua aquí es molusco, monstruo sin cabeza o cabeza de mil lenguas. Desde una corporalidad de flote-blando, en estado de pasmo, babosa, sin fin ni sentido, sin tinta que la escriba ni paso que la marque, y a costa del fantasma, la medusa y el mimo que no mima nada, me pregunto cómo desorientar las lógicas de lo que nos constituye, nuestros múltiples nombres, las palabras, las identificaciones, para dejar aparecer lo monstruoso de la posibilidad.

Monstruo. Zombi. Fantasma. Medusa. Mimo. ¡Mimo! Pero mimo que no mima nada, ni siquiera a sí mismo. Se dice que, y aún diciéndose, no se sabe decir. Cuerpo parlêtre, que parece estar de paso en sí mismo. Uno que aterriza en sí mismo cada día siendo siempre todavía aún por primera vez. Cuerpo sin lenguaje. Lenguaje sin alojo de vocabulario, en todo caso. Pero bucal sí. Tartamudeo, balbuceo. Pero lengua… ¡ay que sí! Lalangue. Sus manos: un trozo de materia. Más de lo mismo con sus brazos-cabeza. Se deja flotar, medusa, sin dirección como va. Se suspende. Abre la mano como quien saluda al aire, sin hacer nada de eso, sin ser nada de eso, ni mano ni aire. Que fantasmear se da entre esas dos cosas. Levitar y ser pesado. Tocar y ser tocado. La piel aquí no es frontera pero insiste en contornear un alguien. Y no se precipita, precipitado como va. Así, sus atributos lo delatan, siendo esto parte de otra actuación. Lo que entra por los ojos tiene una historia. Las imágenes nos representan, y a la vez poco tienen que ver con lo que somos. La mirada ya sabemos. Ver no es lo mismo que mirar. Ver es disponerse a ver.

 Elelelelellleellellaaalalaaatututututulolololaononononosotraasvossososonnososiono. Y no se comporta ese cuerpo como un jomvre, fantasma, zombi, mimo o medusa, aunque todo eso lo sea, parezca ser, o en ocasiones haga como que es. Tampoco se comporta como animal, y mucho menos como individuo, sin dejar por eso de serlo. Es uno, eso sí. Simplemente uno. Un simple. Punto final…

Joaquín Collado. Artista inacabado, caracolista. Topobailarín, mimo, contorsionista, buendoblador. Creció en Villamalea (Albacete) y, desde 2017, reside en Barcelona. Con su práctica, explora procedimientos para ensanchar los contornos de lo humano, con el deseo de acoger otras múltiples corporalidades que existen en la esfera de lo espacial, lo monstruoso y lo poético. En 2021 inició el proyecto curatorial Paisaje, un festival de danzas y bailes en su pueblo. Actualmente desarrolla un proyecto de investigación sobre la vergüenza y el bailar, del que están emergiendo un proyecto educativo con adolescentes y un proyecto de creación vinculado a su TFM en el máster Construcción y Representación de Identidades Culturales. Todos estos desdoblamientos le permiten imaginar ese artista que viene siendo: de múltiples gestos, limítrofe entre "la alta y la baja cultura", lo académico y lo popular, el dentro y el fuera, el cuerpo y el palabrerío.

 

 

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Jueves 13 de noviembre a las 20 h

Entrada gratuita con reserva previa